Llevo varias semanas en las que escribo mucho pero no tengo mucha energía para compartir.
Pero no quiero que se pase este mes de Mayo sin contaros varias cosas que me han tocado muy hondo el pasado mes de Abril.
Tan hondo que me ha costado poner palabras y hacerlo público, pero aquí os lo dejo.
A finales de marzo me embarqué en un viaje espiritual a la ciudad de Glastonbury.
Una compañera de formación en crianza consciente a la que amo y admiro mucho me invitó a hacer este viaje y mi primera frase fue, “no tengo un duro” y ella me dijo, no te hables así.
Esa frase me hizo reflexionar y al día siguiente me concedí el permiso de hacer el viaje y buscar la manera de encontrar el dinero para hacerlo.
Me di cuenta que no estaba priorizando mis necesidades y que hacerlo iba a abrir en mí una puerta hacia muchos cambios internos.
Cómo nos dijo Marta Montero, consteladora familiar y organizadora del viaje, el viaje importante comienza cuando regresas de AVALON.
Fueron cuatro días increíbles de compartir y sentir mucha unión y conexión conmigo y con todos los compañeros que hicimos este viaje juntos.

Cuando regresé el primer día sentí mucho cansancio físico y pensé que era algo natural que sucede cuando vuelves de un viaje, pero a los dos días mis piernas no me respondían y mi cuerpo me hizo parar en seco.
Ahí me puse a reflexionar sobre todo lo sentido y lo importante de conectar con el cuerpo. Nos habla todo el rato y que poco caso hacemos a sus señales constantes.
Volví a conectar con mi proceso de cáncer que paró en seco mi vida frenética allá por el 2021.
Y ahora escribiendo esto quiero poner el foco en lo necesario que es PARAR para poder observar, reflexionar y darme cuenta de donde estoy.
¿Y todo esto que tiene que ver con la crianza y la ma/paternidad?
Pues siento que tiene todo que ver, ya que sólo seré capaz de dar desde lo que realmente soy.
Este viaje lo hice por mí primero y después para poder ofrecer desde la vivencia.
Una vez que he podido integrar desde el corazón la importancia que tiene conectar conmigo y con mi cuerpo, podré conectar con el otro.
Y podré conectar con las necesidades reales que tienen mis hijos y las personas de mi entorno más cercano.
Para mí, esta ha sido la mayor enseñanza que me he llevado de este viaje.
Qué esencial es PARAR, poder darme lo que necesito para poder vivir desde ese bienestar todas las señales que el cuerpo me envía. Alejarse del ruido exterior para poder escuchar mi ruido interior.
Cada día trato de conectar con esa capacidad que me ofreció este viaje de poder conectar con esta necesidad de parar y escucharme.
Espero que esto inspire y ayude a parar un ratito cada día para estar contigo y ver que necesitas.
Si me dejas algún comentario aquí abajo me encantará leerte.
Os abrazo fuerte,
Una idea sobre “ESO que llevas dentro”
Querida Marta,
Muchas gracias por este artículo. ¡Cómo te comprendo! Y cuánto me alegro de que te escucharas e hicieras ese maravilloso viaje.
A ti te paró el cáncer. Lo recuerdo como si fuera ayer. Yo enfermé de ansiedad y estrés, por no parar cuando me oía y veía a mí misma pero no me escuchaba.
Fueron meses oscuros de los que aún no me he recuperado y, aunque he vuelto al trabajo, me está ocurriendo lo que temía que volviera a pasar: no saber parar de nuevo ni encontrar tiempo para mí.
Gracias por compartir, a mí personalmente me ha servido de recordatorio para intentar no salirme del camino.
Un fuerte abrazo,
Lorena